¿QUÉ TAL, LA GENTE?

Tal vez, en muchas conversaciones te hayan dicho “se te quema la azotea”, “se te escaparon los enanos al bosque” o, “te entró la crisis de los cuarenta y tantos” (broma, aunque es cierto lo de los 40). Todo, en el contexto de cumplir ese tremendo deseo de subir a una motocicleta, encender el motor y meterle primera. O bien, sólo acelerar. 

Recuerda, hay motos automáticas, gracias a no sé quién cresta. Seguro Japoneses; un gringo le puso el primer motor a una moto y era de Vapor. Pon en tu google: “Primera moto”. Wikipedia te mandará a conocer al tipo, (1867, Springfield. EE.UU.).

Pues bien, conversemos un poco al respecto. ¿Es calentura, pasión o una buena decisión, tener una motocicleta en la casa?

Subirse a una moto no es tan sencillo, tiene que ver con romper un paradigma social, impuesto en muchos casos por el miedo ajeno. Tal cual, como lo lees: El p*to miedo. Pero bueno, seria ponernos a pensar en qué nos pasó, antes de echar a andar la máquina. No pensemos ahí. Busquemos el título de esta columna. 

En mi caso, debo reconocer que soy un impulsivo de la gran reverenda. Algo que con los años logré controlar. Después de haber probado una buena cantidad de máquinas y recibir en más de algún momento todas críticas al comprar. Bueno, comprendí que me rige la pasión por la máquina y no necesariamente me gusta la moto. Me apasiona. 

Hay dichos, textos y charlas al respecto. Por supuesto, que al comprarte una motocicleta te mencionan el famoso “99% de Calentura, 1% de financiar la calentura”. En el contexto de comprar, significa que primero te entra por la vista, y luego te las arreglas para que se materialice la compra. Aquí, un guiño al famoso “Neuromarketing”. 
Es Calentura, porque nace la oportunidad y no quieres desperdiciar tu gran momento de respirar aire, sin que te pidan subir la ventana del auto. Es harto fome que te digan eso, ¿cierto?, pero está directamente conectado con tus emociones primarias: Ese primer momento, esa primera sensación: sensual y sexy.
Bueno, la cosa es simple: Se puede tener un auto y una moto. Tal vez, sólo lo último, y prescindir de contaminar más el mundo. Ya está la escoba con la industria automotriz.

Tú, que quieres comprar una moto: Anda, inocente palomita. Pregunta a cualquier motociclista la gran diferencia entre ambos elementos. No te cansará la gran cantidad de beneficios del caballo de fierro.

Ahora. Tenemos Pasión y Calentura expuestos, desde lo simple. La cosa tampoco es que te pongas a leer un libro acá; todos los que andamos en motocicleta, sin dudas e incluyendo momentos con alguna máquina que no salió buena, sabemos que al fin y al cabo ES UNA BUENA DECISIÓN.

No somos dueños de la verdad.

Aquí, te toca: ¿Comprar una moto es una buena decisión?

¿Tienes alguna razón querida(o) Amíguete. Para pensar si es o no, una buena decisión?

¡SIGAMOS VIAJANDO!

Saludos.

Carlos Felipe
@cafelipenova / Benelli Rider.
Especialista en Innovación y Creatividad.